El relativamente nuevo movimiento “StreetArt” puso el foco en otras intervenciones públicas como el arte comunitario? ¿Es demasiado tarde para algunas obras en declive? ¿Podría esta nueva atención sobre el arte público significar que nuevas iniciativas de arte comunitario podrían ser apoyadas? ¿Ese “patito feo” se podría estar transformando ante mis ojos?
Hoy, unas semanas después de asistir al taller «Approaches to Conserving Contemporary Murals” en el marco del congreso anual del American Institute for Conservation of Historic and Artistic Works (AIC) en Chicago, puedo decir que la marea está cambiando. Parece ser que, en efecto, sí hay un gran interés en conservar el arte comunitario por parte de profesionales de todo el mundo y en conocer los retos técnicos y conceptuales que se plantean con el inevitable deterioro del arte comunitario.
En Chicago nos hicieron una visita guiada, donde pudimos ver varios murales restaurados. Las estrategias para cada proyecto de restauración eran diferentes y quedó patente que cada decisión sobre cómo intervenir se basaba en numerosos factores y un estudio riguroso de los aspectos técnicos y también la historia del propio mural. Hubo cierta controversia entre los asistentes. ¿Se debería repintar un mural deteriorado? ¿La comunidad debería de ser partícipe de los trabajos de restauración como lo fueron en la creación del mismo? ¿Se debería añadir al mural? ¿Eliminar zonas que no se pueden salvar? ¿Cuáles son las experiencias en Los Ángeles? ¿Philadelphia? ¿Río de Janeiro? Para alguien que trabaja en un campo que a menudo es incomprendido y poco valorado, estoy más que encantada que se planteen estos temas.
Mi esperanza es que este renovado interés en la restauración y conservación del arte comunitario venga acompañado de una re-evaluación en general. Espero que una evaluación honesta de la importancia del arte comunitario lleve a invertir, reconocer y estudiar el arte público para que los movimientos muralísticos iniciados hace décadas o nuevos que emerge en este siglo, reciban un impulso para crecer y evolucionar. Es hora de que veamos al patito feo como el cisne que es: una bella y necesaria parte de nuestra cultura visual.